Superliga: Gimnasia (La Plata) 2 - Central Córdoba 1.

Se lo comió el Lobo.

El Ferro lo ganaba con gol de Joao Rodríguez, pero no supo aguantar la ventaja y el Lobo se lo terminó dando vuelta con dos goles de Leandro Contín. Pese a la derrota Central Córdoba termina el año fuera de la zona de descenso directo.

Gimnasia se lo dio vuelta a Central Córdoba, le ganó 2-1 con un doblete de Contín a un rival directo en su lucha por no descender y consiguió el primer triunfo del Lobo en el Bosque en esta Superliga, justo en la última fecha.
José Antonio Maradona o Diego Armando Paradela. Como sea, la varita mágica cayó sobre la cabeza del pibe que recibió la bendición del Diez y jugó con la enjundia del más grande de todos los tiempos, la gambeta de Guillermo Barros Schelotto y se hizo cargo de destruir la maldición del Bosque. Su actuación en el segundo tiempo fue demasiado para el elenco suplente de Central Córdoba y, con él como bandera y los goles de Nicolás Contín, Gimnasia ganó una final, un partido de “Italia 90”, como quería Diego, se sacó la tremenda mufa que cargaba por haber perdido todos los encuentros de local en su casa (siete derrotas, la peor de su historia) y dio un paso fundamental para seguir soñando con que la salvación es posible.

Cosas del destino o ayuda celestial, pero el juvenil había arrancado en el banco de suplentes porque Maradó decidió apostar por la experiencia de Aleman. Sin embargo, la temprana lesión de Matías García le dio la posibilidad al mediocampista surgido de la cantera, que tuvo una tarde inolvidable y se fue ovacionado por toda la cancha. Merecido, por supuesto, porque su ingreso fue decisivo sobre todo por lo hecho en el ST. El Lobo arrancó mal, dormido y Central Córdoba le pegó un cachetazo que llevó a pensar lo peor, que el maleficio iba a continuar. Joao Rodríguez se aprovechó de la desconcentración del fondo local y abrió la cuenta.
Gimnasia supo reaccionar en el complemento, tras irse al descanso silbado. Salió a comerse crudo a los santiagueños y se lo deglutió en cuestión de minutos. Contín primero lo igualó de cabeza, ante una siesta insólita de la visita en un lateral que Aleman sacó rápido. Y después llegó el show de Paradela, que armó un jugadón para que el 9 lo diera vuelta y después tuvo intervenciones de crack, con sombreros, gambetas y remates que no terminaron en gol solo por culpa de Cavallotti. El Tripero cerró el año con una imagen que ilusiona y las lágrimas de Diego bendiciendo el Bosque para que esa maldita racha no vuelva nunca más.